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Breves reflexiones sobre el emprendimiento social y el feminismo

Por Lucía Villavicencio

Oficial de Innovación de la Iniciativa IDEA / Planned Parenthood Global

“Las herramientas del amo nunca desmantelarán la casa del amo”, escribió la poeta, feminista y activista por los derechos civiles Audre Lorde. Pienso en esta frase cuando hablamos de emprendimiento social y del espacio que las mujeres estamos ganando en esta arena.

 Organizaciones internacionales como Ashoka, Skoll Foundation, el World Economic Forum y el Banco Interamericano de Desarrollo le apuestan al emprendimiento social para resolver los grandes problemas sociales y ambientales que enfrenta la humanidad.

¿Por qué? Porque los emprendimientos sociales buscan solucionar un problema y también generar ganancias económicas. Esto quiere decir que tienen la capacidad de resolver retos como la desigualdad pero también aportar a que los mercados crezcan y la economía se fortalezca. Al enfocarse en solucionar un problema social o ambiental estos emprendimientos ponen en el centro de sus negocios a las personas y/o al medio ambiente y aunque las ganancias económicas siguen siendo relevantes, están en un segundo plano. 

También hablamos de innovación. Al ser compañías nuevas, los emprendimientos sociales ofrecen una perspectiva fresca y prestan atención a poblaciones que a veces las empresas tradicionales no ven. Esto les permite adaptarse, innovar rápidamente y producir importantes cambios en toda una industria. Es decir que los emprendimientos sociales pueden modificar nuestros hábitos de consumo al, por ejemplo, hacer que los productos sostenibles sean más accesibles.

La Iniciativa IDEA busca inspirar e impulsar ideas que puedan convertirse en soluciones a los desafíos para la salud y los derechos reproductivos. Tan solo en América Latina y el Caribe el 65% de mujeres entre 15 y 49 años desea evitar un embarazo y 24 millones de mujeres tienen una necesidad insatisfecha de métodos anticonceptivos modernos. Es evidente que hay un mercado insatisfecho de millones de dólares con un problema social por resolver que puede derivar en que más mujeres accedan a educación y terminen sus estudios, tengan un mayor acceso a trabajo, ganen mejor, tengan autonomía económica y sobre todo, tengan el derecho fundamental a decidir sobre sus cuerpos. 

El emprendimiento social es un modelo que funciona bien dentro del sistema capitalista. Ahora, si nos basamos en la teoría feminista y la premisa de que el capitalismo explota principalmente el cuerpo de las mujeres, recuerdo la célebre frase de Lorde y me pregunto, ¿es posible que el emprendimiento social liderado por mujeres realmente tenga un efecto sobre este sistema? ¿Qué pasa cuando como activistas reconocemos que el trabajo que hacemos merece una remuneración y empezamos a reconocernos como empresarias? ¿Realmente podemos resolver las barreras que enfrentamos para ejercer nuestra salud y derechos reproductivos a través del emprendimiento social? ¿Es esta la herramienta correcta?

En una conferencia en la que se invitaba a pensar sobre tecnología y su potencial como catalizador de cambios sociales escuché a Banks Benítez, cofundador de Uncharted, ahora Common Future, decir “históricamente, el mejor modelo de colaboración ha sido el mercado”. Reflexionando, concluyo que el mayor problema de los seres humanos es que no hemos descubierto cómo colaborar para garantizar que todas las personas tengan una vida digna y plena (o bueno, no soy tan inocente, sé que hay ciertos grupos que no quieren que todas las personas tengan una vida digna y plena). ¿Qué tal si Banks tiene razón y hasta ahora el más grande modelo de colaboración humana ha sido el mercado? ¿Tiene sentido en ese caso el emprendimiento social?

En una conferencia sobre innovación y salud y derechos reproductivos escuché decir a Cheryl Dorsey, presidenta de Echoing Green, “todos sabemos que el sistema no funciona y es desigual. Hay dos caminos: destruirlo o arreglarlo desde adentro, los emprendedores sociales quieren arreglarlo”.

Tal vez sí exista la posibilidad de utilizar la fuerza del mercado para mejorar las condiciones de vida de todas las personas. Tal vez el emprendimiento social pueda ser un camino a explorar. Tal vez valga la pena intentarlo. La innovación nos invita a descubrir, impulsar y apoyar a personas valientes a desarrollar sus ideas para que se conviertan en soluciones. Si no la probamos, ¿cómo vamos a saber cuál puede ser su impacto? Y, ¿cuál es la alternativa si no la probamos?

En el webinar Tus Yo del Futuro: Inspiración para promover la salud sexual y derechos reproductivos iniciamos una conversación sobre qué significa ser mujer, activista, madre y empezar a incursionar en la empresa social con Melanie Tobal, Ana Fukelman y Catalina Ruiz-Navarro, las ganadoras del primer programa de incubación y aceleración para emprendimientos en salud sexual y derechos reproductivos, IDEA Start.

¿Tú qué crees sobre el emprendimiento social? ¿Podemos transformar realidades al ser empresarias, feministas y activistas? Déjame saber, ¡iniciemos la conversación!