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PROBLEMA

En América Latina, millones de personas enfrentan restricciones para acceder a servicios de salud sexual y reproductiva, incluyendo el acceso al aborto. También existe una alta necesidad de programas de educación sexual integral y campañas efectivas e innovadoras, que aprovechen el poder de las tecnologías y las comunicaciones para llegar a las personas que más lo necesitan, especialmente a las personas adolescentes y jóvenes. En general, los países no priorizan estos temas y las ONGs tienen cada vez más dificultades para satisfacer una demanda en aumento. Esta situación representa una gran oportunidad para el sector privado, especialmente para las empresas de impacto social. En esta región, en los últimos años han surgido innumerables programas destinados a incubar o acelerar empresas que buscan un triple impacto: social, ambiental y económico. Todos ellos ofrecen una serie de servicios a disposición de emprendedores y emprendedoras para fortalecer sus modelos o planes de negocio mediante mentorías, programas de entrenamiento intensivo, conexiones con inversores, desarrollo de comunidades o acceso a capital de inversión. Sin embargo, ninguno de estos programas actuales está enfocado en las necesidades de empresas que buscan generar un impacto en la salud y derechos reproductivos que requieren millones de personas, debido al desconocimiento sobre el mercado, al estigma que existe sobre este tema o al poco interés de inversores. Algunos estudios calculan que la industria FemTech, que está desarrollando servicios, productos, herramientas, aplicaciones y dispositivos de base tecnológica para satisfacer esta demanda, generará más de 95 mil millones de dólares en 2030. Pero América Latina se encuentra a la cola de esta industria.